Correo Fotográfico Sudamericano : revista quincenal consagrada a la fotografía y sus aplicaciones. Año 38, n. 844 (1959, abr. 15)

Mesa revuelta:

Con hielo seco. El fotógrafo comercial no debe olvidar jamás que en la luz natural difusa, la de un día nublado, por ejemplo, tiene uno de los aliados más eficientes para resolver problemas difíciles de iluminación; ningún otro tipo de luz va a dar un efecto más uniforme sobre superficies externas e irregulares, ni con sombras más suaves. Es particularmente útil la luz natural difusa para fotografiar ciertos objetos de superficie brillante, como los de vidrio y metálicos. En cuanto a los efectos de humo o vapores densos que salen de un recipiente —-lector V. C. A., de Asunción del Paraguay—- se simulan de manera muy simple sumergiendo un trozo de nieve carbónica (hielo seco) en un poco de agua contenida en el mismo recipiente; estos vapores, bien iluminados, producen hermosos efectos de fotografía --

Son secreto comercial. La mayoría de los reveladores para granulación fina que se expenden ya preparados en el comercio bajo marcas comerciales, no son conocidos en su composición exacta, que las fábricas defienden como secreto. Siendo los laboratorios de investigación de esas fábricas los principales centros donde se estudia científicamente el problema, es fácil concluir que el mantenimiento del secreto comercial sea un factor negativo para el progreso general en ese campo. Ello explica también —-lector N. O. S., de Florencio Varela—- que no siempre pueden conseguirse con fórmulas de preparación común resultados comparables a los que se obtienen con algunos productos comerciales. El revelador de marca alemana que usted menciona, por ejemplo, tiene como agente el sulfato de beta-hidroxietilaminofenol, que no posee todavía nombre vulgar, en combinación con el metol. Actualmente una marca británica usa el mismo producto en combinación con la glicina en sus reveladores preparados. Su fórmula, aunque no se conoce con exactitud, podría ser parecida a la siguiente: sulfato de beta-hidroxietilaminofenol, 6 g; glicina, 1 g; sulfito de sodio anhidro, 100 g; carbonato de sodio anhidro, 10 g; hexametafosfato de sodio (calgón) 1,5 g; agua hasta completar un litro. Este revelador no da granulación fina como la que se obtiene, por ejemplo, con parafenilenediamina o con baños de acción solvente; pero mientras éstos exigen un aumento de exposición, el otro produce un aumento de la sensibilidad que hace posible utilizar con igual exposición emulsiones más lentas, de grano intrínsecamente más fino, con o cual se gana indirectamente en finura de granulación y a la vez en resolución, que es mayor en estas emulsiones. La ganancia en sensibilidad varía en sensibilidad según el tipo de película; pero es generalmente del orden del 60 %, es decir, de 2/3 de punto de diafragma. El revelador que nos ocupa produce un contraste mucho mayor que el dado por los comunes para granulación fina; si bien esta cualidad se considera generalmente una ventaja, puede convertirse en un inconveniente si el operador no es muy cuidadoso, porque disminuye la latitud de las emulsiones y convierte fácilmente en incopiables a los negativos mal expuestos. Puede diluirse hasta cinco o más veces su volumen y continuar produciendo un contraste razonable; esto es una ventaja porque abarata el baño que, así, puede tirarse después de cada uso, lo cual evita cálculos sobre mayor tiempo de revelado y aún de exposición para compensar el ago-tamiento. Al usarlo diluido deberá alargarse la duración del revelado, pero en proporción menor a la de dilución: una dilución de 5 veces sólo necesitará aumentar el tiempo en 3 1/2 veces. Cuando se lo usa repetidamente forma, de igual manera que muchos reveladores para granulación fina, un precipitado de plata; éste no afecta las propiedades del baño, pero obliga a filtrarlo cuando es abundante --

Sólo cuando se duda. Indiscutiblemente un negativo tan sobreexpuesto que da una imagen “tan negra como el carbón” puede siempre, debilitándolo, dar una copia aceptable, mientras que un negativo que ha recibido una exposición francamente insuficiente no hay refuerzo en el mundo capaz de hacerle pronunciar detalles y valores que no posee. Por eso —lector T. M. R., de Tres Arroyos— muchos operadores, en caso de verdadera duda, prefieren pararse en la exposición a quedarse cor-tos. Pero hay que cuidarse, pues es fácil adquirir la costumbre de sobre-exponer en todos los casos, lo que no deja de ser inconveniente.
Foto de tapa por Ademar Manarini

Año 38, n. 844 (1959, abr. 15)


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