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Correo Fotográfico Sudamericano : revista quincenal consagrada a la fotografía y sus aplicaciones. Año 38, n. 842 (1959, mar 15)

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Mesa revuelta: Seis veces menor. En nuestro idioma, el uso ha hecho que se reserve el nombre de cámaras miniatura para aquellas que utilizan películas de tamaño menor que la de 35 mm. llamándose éstas, generalmente, de pequeño formato. No basta, para ser considerada miniatura, que una cámara tome cuadros Inferiores al 24x36 mm. sobre película 35 mm. como algunas que dan el formato 24x24 mm. o aun 18x24 mm. porque la diferencia de tamaño y, por consiguiente, de problemas técnicos, es poco apreciable. La película de dimensión Inmediatamente inferior a la de 35 mm. es la de 16 mm. que, aprovechada al máximo entre las perforaciones y con un formato alargado como el 24x36 mm. puede dar un cuadro de 10x15 mm. seis veces menor que aquel en superficie. El salto, como se ve, es demasiado considerable, doble de aquel que se realizó hace treinta años cuando se pasó de la Vest-Pocket a la Leica; de ahí que, a pesar de la apreciable cantidad de modelos de cámaras fotográficas para 16 mm. que la industria de diversos orígenes lanza al mercado, como se ha puesto en evidencia en la última Photokina, su adopción en la práctica general no pueda considerarse aun exenta de dificultades —lector F. G., de San Antonio de Padua—. En efecto, un grado de ampliación que con el negativo 10x15 mm. diese una copia 18x24 cm. con uno 24x36 daría una 50x60, y si bien es cierto que en salones es común ver buenas ampliaciones de este tamaño a partir de negativos 24x36, el problema no es el mismo, porque una obra de salón se contempla desde más de un metro y la 18x24 se tiene en la mano. A pesar de los grandes progresos referentes a la definición que rinden las emulsiones, es dudoso que las actuales ampliaciones de 16 mm tengan la calidad de las primitivas de 35 mm. y es difícil pronosticar cuándo podrán alcanzar una calidad media aceptable. Mientras tanto, la principal función de las cámaras miniatura seguirá siendo la de reemplazar las antiguas “detectives que, permitiéndoles tomas inadvertidas por los retratados, hacían la delicia de nuestros abuelos -- Mucho mayor latitud. Sus resultados más uniformes —lector C. M. F., de Colonia, Uruguay—, a que las nuevas emulsiones de gran sensibilidad, del orden de los 36° Scheiner o 400 ASA, poseen también una mucho mayor latitud que las corrientes y toleran considerables sobreexposiciones sin perjuicios en su gradación. Lo que se perjudica en estos casos es la granulación; estas emulsiones tienden ya naturalmente a producirla y el defecto se incrementa en forma notable en cuanto el negativo haya recibido más exposición de la necesaria. Otra precaución indispensable, con las emulsiones ultrasensibles, es sobre el modo de conducir el revelado; tienen una gran tendencia a producir velo y, mientras no se tenga mayor experiencia en su tratamiento, conviene atenerse estrictamente a las indicaciones al respecto del fabricante, que está interesado que su emulsión evidencie la mayor sensibilidad posible con el mínimo velo -- Peligro de velo en color. Ningún tipo de luz inactínica es aconsejable para material de color, que siempre debe manipularse en plena oscuridad hasta que no haya sido revelado. Ello no se debe tanto a la sensibilidad de estos materiales a todos los colores del espectro que —lector N. C. L., de San Miguel de Tucumán— no es mayor que la de una película pancromática monocroma, cuanto a que, un levísimo velo general, en blanco y negro, no produciría ningún inconveniente práctico, en material policromo puede ser suficiente para dar una dominante de color que arruine completamente el resultado -- Sin mayor tiraje. Es fácil calcular los aumentos que proporciona un teleobjetivo, dividiendo su distancia focal por la del objetivo normal de la misma cámara —lector M. J. dell’O., de Campana—. Así, por ejemplo, un teleobjetivo de 13,5 cm para 24x36 cm cuyo objetivo normal es de 5 cm, dará 2,7 aumentos. La ventaja de un teleobjetivo sobre un objetivo común de su misma distancia focal, es que, en virtud de su especial diseño óptico, no necesita aumentar el tiraje de la cámara, porque el foco posterior se halla a igual distancia que el del objetivo de distancia focal normal al cual reemplaza.
Foto de tapa: "Pescando en el Río Tajo" (Lisboa, Portugal), por Sioma Breitman
En: Correo Fotográfico SudamericanoResumen: Año 38, n. 842 (1959, mar 15)
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Revista Revista
H-CFS-38-842 (Navegar estantería(Abre debajo)) Año 38, n. 842 (1959, mar 15) No para préstamo Consulta en sala

Mesa revuelta:

Seis veces menor. En nuestro idioma, el uso ha hecho que se reserve el nombre de cámaras miniatura para aquellas que utilizan películas de tamaño menor que la de 35 mm. llamándose éstas, generalmente, de pequeño formato. No basta, para ser considerada miniatura, que una cámara tome cuadros Inferiores al 24x36 mm. sobre
película 35 mm. como algunas que dan el formato 24x24 mm. o aun 18x24 mm. porque la diferencia de tamaño y, por consiguiente, de problemas técnicos, es poco apreciable. La película de dimensión Inmediatamente inferior a la de 35 mm. es la de 16 mm. que, aprovechada al máximo entre las perforaciones y con un formato alargado como el 24x36 mm. puede dar un cuadro de 10x15 mm. seis veces menor que aquel en superficie. El salto, como se ve, es demasiado considerable, doble de aquel que se realizó hace treinta años cuando se pasó de la Vest-Pocket a la Leica; de ahí que, a pesar de la apreciable cantidad de modelos de cámaras fotográficas para 16 mm. que la industria de diversos orígenes lanza al mercado, como se ha puesto en evidencia en la última Photokina, su adopción en la práctica general no pueda considerarse aun exenta de dificultades —lector F. G., de San Antonio de Padua—. En efecto, un grado de ampliación que con el negativo 10x15 mm. diese una copia 18x24 cm. con uno 24x36 daría una 50x60, y si bien es cierto que en salones es común ver buenas ampliaciones de este tamaño a partir de negativos 24x36, el problema no es el mismo, porque una obra de salón se contempla desde más de un metro y la 18x24 se tiene en la mano. A pesar de los grandes progresos referentes a la definición que rinden las emulsiones, es dudoso que las actuales ampliaciones de 16 mm tengan la calidad de las primitivas de 35 mm. y es difícil pronosticar cuándo podrán alcanzar una calidad media aceptable. Mientras tanto, la principal función de las cámaras miniatura seguirá siendo la de reemplazar las antiguas “detectives que, permitiéndoles tomas inadvertidas por los retratados, hacían la delicia de nuestros abuelos --

Mucho mayor latitud. Sus resultados más uniformes —lector C. M. F., de Colonia, Uruguay—, a que las nuevas emulsiones de gran sensibilidad, del orden de los 36° Scheiner o 400 ASA, poseen también una mucho mayor latitud que las corrientes y toleran considerables sobreexposiciones sin perjuicios en su gradación. Lo que se perjudica en estos casos es la granulación; estas emulsiones tienden ya naturalmente a producirla y el defecto se incrementa en forma notable en cuanto el negativo haya recibido más exposición de la necesaria. Otra precaución indispensable, con las emulsiones ultrasensibles, es sobre el modo de conducir el revelado; tienen una gran tendencia a producir velo y, mientras no se tenga mayor experiencia en su tratamiento, conviene atenerse estrictamente a las indicaciones al respecto del fabricante, que está interesado que su emulsión evidencie la mayor sensibilidad posible con el mínimo velo --

Peligro de velo en color. Ningún tipo de luz inactínica es aconsejable para material de color, que siempre debe manipularse en plena oscuridad hasta que no haya sido revelado. Ello no se debe tanto a la sensibilidad de estos materiales a todos los colores del espectro que —lector N. C. L., de San Miguel de Tucumán— no es mayor que la de una película pancromática monocroma, cuanto a que, un levísimo velo general, en blanco y negro, no produciría ningún inconveniente práctico, en material policromo puede ser suficiente para dar una dominante de color que arruine completamente el resultado --

Sin mayor tiraje. Es fácil calcular los aumentos que proporciona un teleobjetivo, dividiendo su distancia focal por la del objetivo normal de la misma cámara —lector M. J. dell’O., de Campana—. Así, por ejemplo, un teleobjetivo de 13,5 cm para 24x36 cm cuyo objetivo normal es de 5 cm, dará 2,7 aumentos. La ventaja de un teleobjetivo sobre un objetivo común de su misma distancia focal, es que, en virtud de su especial diseño óptico, no necesita aumentar el tiraje de la cámara, porque el foco posterior se halla a igual distancia que el del objetivo de distancia focal normal al cual reemplaza.

Foto de tapa: "Pescando en el Río Tajo" (Lisboa, Portugal), por Sioma Breitman

Año 38, n. 842 (1959, mar 15)

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